Poema a la mujer

Ningún libro se parece a ti.
He leído cientos, y no hay rastro.
La mayoría, acertados bajo una candela.
A solas, con líneas de paso,
buscándote a horas introspectivas,
cuando la medianoche hace dormir al lector de a pie.

Ningún libro se parece a ti.
El diseño de sus portadas no te hace gala,
ni siquiera en la ladera de sus lomeras.
Una imitación de una cadera tuya andando de perfil.
Por sus páginas, tu color casi ni se aprecia;
una lástima tras otra cuando las paso.
Otro cargo de conciencia para mí.

Ningún libro se parece a ti,
quizá porque no te perciben,
no lo suficiente.
Aunque yo tampoco lo hago de forma consciente
ni, de lejos, correcta.
Eso… de conocerte bien.